Corrí
La noche estaba muy fría. Era el 26 de diciembre de aquel año… Aquel año... Las luces de colores adornaban los postes de la avenida Libertador. Renos, estrellas fugaces y velas se repetían cada 100 metros, como se repetía tu recuerdo en mi cabeza. No te podía sacar de ahí: siempre alegre con tus pantalones descuidados, tus franelas de mangas largas y una gorra azul oscura. No importaba lo que hicieras... Tú, siempre sonriente y contagioso, encendías en mí esa chispa, esa energía, esas ganas de vivir muchas vidas, de no desperdiciar ni un instante. Se hacía muy tarde. Yo solo caminaba, iba a casa, pero no quería llegar... Solo quería caminar, caminar y caminar. Casi no había tráfico; desde la calle se escuchaba una que otra fiesta al son de La Billo's Caracas Boys y alguna gaita del Gran Coquivacoa, los Cardenales del Éxito o Maracaibo 15. Recuerdo cuando agarrabas tu cuatro y tarareabas de oído una de esas gaitas entrañables; "Negrito fullero" era la que mejor te sabías.
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